El enamorado de Sor Juana (reimpresión): Francisco Álvarez de Velazco Zorrilla y su Carta laudatoria (1698) a Sor Juana Inés de la Cruz

Autores/as

José Pascual Buxó

Palabras clave:

Francisco Alvarez de Velasco Zorrilla, crítica e interpretación, sor Juana Inés de la Cruz

Sinopsis

 “El enamorado de Sor Juana” —como llamó Francisco de la Maza en sus notas para la Fama de la monja mexicana a Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla— fue un melancólico colombiano que hasta hace pocos años era para nosotros casi un desconocido, apenas el autor de unas peregrinas endechas a su “Paisanita querida...”. Criollo acomodado y culto, funcionario importante en la administración del Nuevo Reino de Granada, cristiano ferviente y piadoso, poeta casi secreto, enfrentó la muerte de su esposa con la heroica resignación de un buen creyente interesado únicamente en la salvación de su alma: remató casi todos sus bienes, hizo cuantiosas donaciones a la Iglesia, realizó obras caritativas y, presa del duelo, se retiró a la intimidad de su vida privada para disponerse a bien morir (“Vuelve a su quinta Anfriso, solo y viudo”). Pero unos años antes de que terminara el siglo XVII —hacía 1698— tuvo oportunidad de leer los primeros volúmenes impresos en España con las obras de Sor Juana Inés de la Cruz. Repentinamente, esta lectura transformó lo que parecía ser el ejemplar y apacible fin de una languideciente existencia. Lleno de un entusiasmo rayano en lo enfermizo, escribió una Carta laudatoria a la “Divina Nise” (anagrama de Inés), compuesta en ovillejos, romances, décimas, sonetos, endechas, laberintos en forma de cruz, etcétera, y —sin saber que Sor Juana ya había muerto para aquellas fechas—, como fiel amante neoplatónico que requiere nutrir su imaginativa, le solicitaba el estímulo de una respuesta que nunca llegó. Entre tanto, este enamoramiento le hizo recobrar su vitalidad: reclamó los sueldos que se le adeudaban, aceptó el cargo de procurador de su ciudad en la corte madrileña, viajó a España con los restos de la fortuna que aún conservaba y se atrajo la ruina económica empeñado en la publicación de los poemas que había escrito a lo largo de su vida.

En este libro, José Pascual Buxó reconstruye el itinerario de la pasión que nutrió a Francisco Álvarez de Velasco en sus últimos años. Es una obra de imaginación crítica, una verdadera novela filológica que utiliza con pertinencia cuantos datos y medios tiene a su alcance para penetrar en una cultura cuyos modos de apreciar el mundo son muy distintos a los nuestros. El enamorado de Sor Juana es más que el estudio de la mentalidad y la obra de un criollo neogranadino a quien, como a muchos paisanos suyos de la Nueva España y del Perú, había ignorado la historia. Es un libro bien documentado —sin que el aparato crítico abrume al lector— en el cual consigue demostrar el autor, a la luz de las teorías fisiológicas, psicológicas, mágicas, poéticas y filosóficas que imperaban en aquellos tiempos (Aristóteles, Galeno, Huarte de San Juan, Burton, Agrippa, Caramuel, Ficino y León Hebreo), la auténtica naturaleza de un inocente amor apasionado. Por otra parte, en este libro se repone el contexto ideológico que privaba en la España católica del siglo XVII, donde cobran vida los ejercicios espirituales de San Ignacio junto a todos esos juegos verbales y visuales de la poesía barroca que hoy, equivocadamente, podrían parecemos ociosas trivialidades. Es, en fin, una paradigmática y valiosa aportación para comprender nuestra literatura del período colonial.

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Publicado

2014